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miércoles, 1 de junio de 2011

Techos de Cartón, la realidad de la 4ta República

TECHOS DE CARTÓN
Letra y Música Alí Primera. Intérprete: Alí Primera


Qué triste, se oye la lluvia
en los techos de cartón
qué triste vive mi gente
en las casas de cartón

Viene bajando el obrero
casi arrastrando los pasos
por el peso del sufrir
¡mira que es mucho el sufrir!
¡mira que pesa el sufrir!

Arriba, deja la mujer preñada
abajo está la ciudad
y se pierde en su maraña
hoy es lo mismo que ayer
es su vida sin mañana

(recitado)

"Ahí cae la lluvia,
viene, viene el sufrimiento
pero si la lluvia pasa,
¿cuándo pasa el sufrimiento?
¿cuándo viene la esperanza?"

Niños color de mi tierra
con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices
Y, por eso:
qué tristes viven los niños
en las casas de cartón
qué alegres viven los perros
casa del explotador

Usted no lo va a creer
pero hay escuelas de perros
y les dan educación
pa' que no muerdan los diarios
pero el patrón,
hace años, muchos años
que está mordiendo al obrero

oh, oh, uhum, uhum

Qué triste se oye la lluvia
en las casas de cartón
qué lejos pasa la esperanza
en los techos de cartón


 Mi Reflexión Sobre Esta Canción

Alí en esta canción, va relatando la realidad que padecían las clases bajas de ese tiempo. Aquellos que residían al margen de la cuidad, en los barrios, en los cerros. Definidos como la población marginal.

A diario el padre de familia dejaba a su mujer y a sus hijos, para descender a la selva de sementó llamada cuidad, todo con el único fin de conseguir el pan de cada día. Los niños vivían millonarios de lombrices en su organismo, por vivir siempre en la tierra, desnudos y sin calzado. Sin ningún tipo de oportunidad de estudio y de una buena nutrición.

Mientras todo esto sucedía con estos venezolanos. Los millonarios, capitalistas, dueños de las ciudades y de toda oportunidad de producción masiva (empresas, fabricas, grandes extensiones de tierra, etc.), iban derrochando dinero, del cual la mayoría era de todos los venezolanos, y todo en cosas inútiles y sin sentido. Estos preferían invertir dinero en la educación y alimentación de sus perros, en vez, de invertir en un niño de esto de escasos recursos. Los veían como seres insignificantes existía un desprecio total, un pisoteo. Solo los querían como sus empleados de servicio, simplemente obreros. Y sin ni siquiera respetar sus horarios y brindarles buenos beneficios de pago por su respectivo trabajo.